julio 12, 2011

¿Cómo nació el arte del vestir? Un poquito de historia...

La moda, como la entendemos actualmente y como todas las artes aplicadas en el siglo XIX y principios del XX, nació en París. Ciudad poderosa, próspera, populosa y de fama internacional, era el centro indiscutido de las industrias del lujo. Pioneros y creadores aprovechaban el aporte de trabajadores calificados que trasmitían de generación en generación un cuerpo de conocimientos y experiencias , así como secretos celosamente guardados y una predisposición innata para la belleza y la excelencia.

En el siglo XVII, la moda estaba relacionada con un modo de vida y solamente por extensión a una forma de vestirse. De hecho los franceses todavía emplean el término mode de vie para expresar una forma de vida. La moda marcaba la forma de comportamiento aceptada, lo que se podía usar y lo que estaba permitido decir, incluso había árbitros del buen gusto. Príncipes, dandis, esteticistas, Louis XIV, Beau Brummell y Baudelaire, todos dictaron una moda simplemente usando lo que más les convenía.

El gran cambio que revolucionó la moda ocurrió en 1846. Año en el que Isaac Singer inventó y patentó la máquina de coser. Este avance tecnológico cambió todo: con la máquina las mujeres no sólo podían hacer su ropa , sino también trabajar desde su casa para tiendas, negocios, sastres, diseños por encargo. Como modelos necesarios de cada prenda a confeccionar aparecieron los patrones, o sea los moldes sobre los cuales las costureras trabajan de acuerdo a las medidas de sus clientas.

Otros nuevos adelantos tecnológicos estimularon el avance la moda. Aparecieron dos nuevas máquinas, una para coser botones y otra para hacer ojales, mientras que en 1865 la energía a vapor posibilitó la creación de una máquina para el planchado de las prendas. Todas estas innovaciones aceleraron la producción de prendas de confección y el nacimiento de tiendas para poder venderlas. 


Al mismo tiempo, en 1878, 1889 y 1900, en París y en una serie de capitales extranjeras se realizaron ferias que abrieron una ventana a un mundo más amplio y brindaron a la industria una vidriera internacional para sus productos. 

Las empresas del lujo fueron las primeras beneficiadas, seguidas por infinidad de industrias periféricas que apuntaba a las masas.  A las necesidades cotidianas de ese público masivo apuntaron las grandes tiendas parisinas como Le Bon Marché, Le Printemps y Autre Bonheur des Dames. Estos grandes almacenes cambiaron la forma de comercialización. En primer lugar, porque concentraron en una sola estancia productos que antes había que buscar en distintas direcciones. 

Fue creciendo así la industria de la indumentaria femenina en todo el mundo. Nació también un nuevo tipo de mujer: la mujer consumidora, a quien todos, fábricas, negocios, tiendas departamentales, querían atrapar. Por su parte, las damas elegantes y de gran poder adquisitivo se vestían en establecimientos exclusivos. Allí diseñadores reconocidos, innovadores, estilistas de punta y grandes maestros tenían sus talleres, mesones y casas donde exponían sus creaciones. 

Para entender cómo funcionaban estos engranajes que comenzaron a dar vida al fenómeno de la moda hay que señalar que esta industria creativa se dividió en dos clases profesionales bien distintas, que fueron mantenidas rigurosamente marcadas. Por un lado el mundo de la alta costura y por el otro, tiendas de ropa de confección, pensadas para uso masivo.

Si hasta acá te gustó, no te podés perder lo que viene.... nos leemos!!!


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